Como la Hepatitis Autoinmune Puede Llevarte a un Trasplante de Hígado

Más de 3.400 personas en España padecen una enfermedad hepática minoritaria, entre las que se incluye la hepatitis autoinmune. En ciertos casos, puede llegar a derivar en un trasplante de hígado.

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Aleida González Cuervo

La hepatitis autoinmune es una enfermedad inmune en la cual el sistema inmune comienza a atacar las células del hígado resultando esto en una inflamación. La hepatitis autoinmune más común es la tipo 1 aunque en niños la tipo 2 es la más común.

Síntomas

La hepatitis autoinmune es una enfermedad que normalmente se presenta sin síntomas, y su diagnóstico se basa principalmente en datos clínicos y analiticas. También se diagnostica con una biopsia hepática.

En caso de presentarse síntomas, los más comunes son:

  • Fatiga
  • Malestar abdominal
  • Color amarillento de la piel y la parte blanca de los ojos
  • Tamaño del hígado mayor
  • Vasos sanguíneos anormales en la piel
  • Sarpullidos
  • Dolor en las articulaciones
  • Falta de los periodos menstruales o alteraciones en los mismos

Factores de riesgo

Entre los distintos factores de riesgo de padecer hepatitis autoinmune se incluyen:

  • Genética: Según distintos estudios, es posible que se pueda heredar la predisposición a tener hepatitis autoinmune.
  • Haber padecido ciertas infecciones con anterioridad: La hepatitis autoinmune puede desarrollarse con más probabilidad después de haberse infectado con sarampión, herpes simple o el virus de Epstein-Barr. Este tipo de hepatitis también está relacionado con la hepatitis A, B o C.
  • Género: La enfermedad es más común en mujeres que en hombres. Aun así, ambos géneros pueden desarrollarla.
  • Tener una enfermedad autoinmune: Las personas que ya padecen una enfermedad autoinmune, como enfermedad celíaca, hipertiroidismo o artritis tienen más probabilidad de desarrollar hepatitis autoinmune.

Hepatitis Autoinmune y Trasplante de Hígado

A día de hoy, el origen de la hepatitis autoinmune sigue siendo un misterio. Es una enfermedad poco frecuente que no presenta síntomas específicos. Algunas investigaciones apuntan a que la hepatitis autoinmune podría ser causada por la interacción de los genes que controlan el funcionamiento del sistema inmunitario y la exposición a ciertos virus o medicamentos.

En los dos tipos de hepatitis autoinmune que existen (1 y 2), existe una relación anómala de la enfermedad contra el hígado del paciente. El propio paciente es el que ataca a este órgano y esto genera que el sistema inmunitario del paciente se vuelva más agresivo.

Al ser una enfermedad sin síntomas, su diagnóstico se basa principalmente en datos clínicos y también en pruebas diagnósticas, como por ejemplo la biopsia hepática. Es especialmente importante para poder llegar a un diagnóstico al detectar la presencia de anticuerpos nucleares, antimúsculo liso o anti-higado riñon. Si se detectan estos últimos, lo más seguro es que el paciente tenga que seguir un tratamiento inmunosupresor de forma casi indefinida.

La biopsia hepática es también muy importante de cara al pronóstico de la enfermedad: gracias a ella se puede conocer el avance de la enfermedad como por ejemplo la presencia de fibrosis y en una fase más avanzada de cirrosis hepática.

Si la hepatitis autoinmune no se trata entonces es cuando se puede encontrar en una fase más avanzada y presentar cirrosis hepática. En estos casos es cuando podría estar indicado un trasplante hepático.


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